Poema, a mi Puente Colgante

A MI PUENTE COLGANTE
DEL HERMOSO LLALLAN

En las orillas del río, de mi pueblo querido,
se alza el puente de Llallán, viejo y erguido.
Testigo mudo de amores y desamores,
con sus vigas que cuentan historias y amores.

Colgante en el tiempo, viejo y nostálgico,
puente de historias, y sueños mágicos,
allí donde el amor se encuentra o se pierde,
en el eco del viento que susurra y hiere.

Amigo del río, compañero leal errante
que refleja en sus aguas, el sol radiante,
Testigo mudo de alegrías, risas y llantos,
en su danza eterna con el viento y el canto.

Son sus cables de acero, hilos del destino,
une orillas distantes con su abrazo divino.
Amigo inseparable del río que le murmura,
y escucha sus secretos en cada noche oscura.

Compás eterno de los transeúntes caminantes,
que cruzan sus tablones con pasos resonantes.
Danzante interminable al son del suave viento,
baila en su estructura con firme cimiento.

Sus arcos se alzan como manos al cielo,
guardando en su memoria un eterno anhelo.
Por cada paso marcado, por cada mirada,
el puente de Llallán guarda su propia balada.

¡Oh, puente querido, testigo fiel del tiempo,
con tu noble presencia, ¡calmas el tormento!
En tu estructura antigua, la historia se despliega,
como un poema eterno que el viento mece y lleva.

Que perdure tu historia, en la memoria,
del pueblo que te ama, con toda su gloria,
porque en cada paso que damos contigo,
sentimos el latido del alma y el abrigo.

Con el amor más inmenso del universo
Pocho Manzanedo V.